San Sebastián de Garabandal es un pueblo pequeño, situado en la falda de la montaña. Para llegar hasta él, hay que subir por un duro repecho que arranca de Cosío, donde acaba la carretera. Pertenece a la provincia de Cantabria, a90 kilómetrosde Santander, la capital. Sus casas son de peculiar tipismo y las calles, estrechas y pedregosas, presentan un pintoresco aspecto. El ambiente es tranquilo, de impresionante silencio y profunda paz. Aquí, aisladas del mundo, vivían cuatro niñas de familia humilde, que van a ser testigos del mayor acontecimiento jamás vivido de su existencia. En Garabandal, nunca ocurría nada digno de mención. Las conversaciones de los mayores giraban en torno al ganado, al estado de los pastos y a las lluvias.
Pero por la tarde de aquel 18 de junio, Conchita lanzó en los oídos de Mary Cruz una idea atrevida. Le propuso para distraerse, huir de la plaza y coger manzanas. El manzano, un árbol hermoso, enclavado en el huerto de la casa del maestro, está situado a orillas del camino que conduce hasta los pinos. La historia de Garabandal, al igual que la historia del Génesis, comienza en un árbol: un manzano. Al árbol acudieron las niñas, escondiéndose y huyendo de miradas ajenas. Las cuatro niñas, nos dice Conchita González, una de las videntes, se pusieron a coger manzanas entusiasmadas. El pecado, aunque venial, estaba consumado.
"Estando entretenidas comiéndolas –dice Conchita- escuchamos un fuerte ruido, como de trueno”.
Es interesante recalcar que en Fátima, poco antes de la primera aparición del Ángel dela Paz, los pastorcillos oyeron también el ruido de un trueno. La voz de Dios, que sonaba como un trueno en el Sinaí, prepara también en Garabandal el campo de visión y llama en los corazones de las pequeñas al arrepentimiento. Satisfecho el apetito de las 4 niñas, con el trueno sienten remordimientos de conciencia:
"Lo que hemos hecho no está bien”, dice una;
"ahora que cogimos las manzanas que no eran nuestras el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste”, comenta otra.
Conchita, entonces, a fin de reparar el daño ideado por ella, lanzó una nueva idea:
"Para consolar al ángel bueno, vamos a tirar piedras al malo”
Y cogiendo piedras del camino, empezaron a dispararlas "con todas nuestras fuerzas hacia el lado izquierdo”, donde entendían que debía estar el demonio.
Después, más tranquilas de conciencia por esta reacción, que tan gráficamente expresaba su arrepentimiento, y fatigadas por el esfuerzo, se sentaron para jugar con piedras a las canicas.
De pronto se apareció a Conchita una figura muy bella con muchos resplandores que no le lastimaban a los ojos. Las otras tres niñas, al verla traspuesta, piensan que le ha dado un ataque y comienzan a gritar. Conchita con las manos juntas, señalaba hacia la aparición y decía. "Ahí, ahí....”
Ya se había levantado Mary Loli para ir a pedir auxilio, cuando mirando las tres hacia la dirección señalada por Conchita, exclamaron a la vez: "¡El ángel...!”
Hubo un corto silencio, sumidas todas en la misma contemplación.
Ni las niñas dijeron nada ni el ángel tampoco. Después se disolvió en el aire...
Muy asustadas por la impresión de cuanto acababan de ver, corrieron hacia la iglesia. Por el camino pasaron por la plaza donde se estaba organizando un baile, al son de la gaita y el tamboril. Allí se encontraron con una niña, Pili González, que les dice:
-¡Qué blancas y asustadas estáis! ¿De dónde venís?.
Es posible que la niña notase un halo sobrenatural, una luz blanca sobre sus rostros, que indicara que algo poco corriente les había sucedido.
Pero las cuatro niñas, venciendo la vergüenza que sienten, confiesan ya sin tapujos la verdad de su travesura: de coger manzanas.
El Ángel parece haber acentuado en las niñas el remordimiento intenso y el arrepentimiento sincero de su falta.
Y esta es la primera lección que nos da la Virgen en Garabandal: Para escuchar la voz de Dios hay que expiar antes la culpa. Para que la luz de Dios nos sane, debemos descubrir antes nuestras oscuridades, lo que está oculto en nuestro interior: el pecado. Lo que no es descubierto, no puede ser curado.
Pero a la niña, Pili González, esta respuesta de las cuatro niñas no le cuadra, no está en consonancia con la realidad que contempla, de ahí que vuelva a preguntar:
"¿Y por eso venís así?”
Como diciendo: la impresión de vuestro semblante no es de eso.
Y las cuatro a la vez, como intuyendo que su sinceridad debe ser completa, le contestan a la vez:
Es que hemos visto a un ángel.
Y salen corriendo hacia la iglesia, que no se atreven a entrar, acaso por sentirse indignas, y se fueron detrás de la misma a llorar.
En aquel lugar se encuentran con otras niñas más pequeñas que, sorprendidas por el llanto, como si fuesen enviadas por Dios para consolarlas, les interrogan:
¿Por qué lloráis?, le preguntan.
Y vuelven a contestar:
- Porque hemos visto a un ángel
Las pequeñas lo creyeron sin replica alguna de duda, y echaron a correr para comunicárselo a la maestra. Ellas, algo más desahogadas con aquel llanto silencioso, dieron la vuelta al edificio y entraron en la iglesia.
En aquel mismo instante llegó la señora maestra toda asustada y en seguida nos dijo:
"Hijas mías. ¿Es verdad que habéis visto al Ángel?”
"Sí señora”
"¿A lo mejor es imaginación vuestra?”
"¡No, señora, no. Hemos visto bien al ángel!
Y rezaron una estación a Jesús Sacramentado en acción de gracias. Así, de forma tan sencilla como pueril, empieza la historia de San Sebastián de Garabandal. Una historia que, a juicio del Papa Pablo VI, es la historia más impresionante después del nacimiento de Jesucristo. Una buena noticia que, a partir de aquel día, se extendería más y más, saltando nuestra frontera nacional y llegando en pocos meses a todos los rincones de la tierra. Algo imposible de creer de haber sido una mentira o un simple juego de niñas.
DESCRIPCIÓN DEL ÁNGEL
El ángel, según se supo poco después en descripción de las cuatro niñas, coincidiendo todas en las mismas respuestas, venía vestido con un traje azul, largo, sin costuras. Las alas rosas, bastante grandes. Su rostro pequeño, ni alargado ni redondo. Los ojos negros. Las manos muy finas. Las uñas cortadas. Los pies invisibles. Parecía tener unos nueve años. Aunque niño, daba la impresión de fuerte....
"Aunque niño, daba la impresión de fuerte...” Niño para aceptar con humildad lo que Dios le diga, fuerte para obedecer, esto es, para acometer sin miedo, con magnanimidad, las obras grandes que Dios le mande.
NUEVAS APARICIONES DEL ÁNGEL
Al día siguiente, 19 de junio, lunes, se comentaba por el pueblo la noticia. Era lógico. ¿Para qué va a venir un ángel a Garabandal? Ese día no hubo aparición, a pesar de que las niñas fueron a rezar el rosario a "la calleja”, su trocito de cielo, como le llama Conchita en el diario. Al llegar allí se arrodillaron y los que pasaban por el camino y los niños y niñas que les seguían se reían de ellas. Quisieron echarlas de aquel lugar, por entender acaso que se estaban obsesionando con una locura que pudiera a la larga ser perjudicial para ellas y para el pueblo, y para conseguirlo emplearon un argumento contundente: un grupo de pequeños, escondidos entre las plantas de maíz de un sembrado próximo, empezaron a tirarles piedras, mientras las cuatro niñas protestaban y les pedían, por favor, que las dejaran tranquilas, pues estaban rezando el rosario.
Serían las 21,45 horas –dice Conchita- cuando me puse a rezar y entonces "oímos una voz que decía:
-No os preocupéis que me volveréis a ver”
El fenómeno les ocurrió a las cuatro niñas al mismo tiempo y a cada una en su respectiva casa.
El día 20 tampoco ocurrió nada mientras rezaban el rosario, salvo un resplandor. "Nos levantamos para bajar al pueblo –dice Conchita- cuando vimos una luz resplandeciente que nos tapaba el camino. Las niñas se asustaron, quedaron desconcertadas y temerosas, cegadas por aquella luz.
En su diario comenta Conchita que "gritaron horrorizadas...”. Pero en seguida se apagó el resplandor, y volvieron a recuperar la visión de cuanto les rodeaba y tomando el camino del pueblo bajaron hacia la iglesia.
LA SEÑORA CLEMENTINA GONZALEZ
Día 21. Aquella tarde la madre de Conchita le pide a una señora, doña Clementina González, que les acompañe. Clementina, al principio, no se atreve. Además no cree en nada de todo aquello.
Llama a una amiga y le consulta el caso. Si fuéramos las dos... Las dos juntas no importa. Irán a satisfacer su curiosidad de mujer. A ver qué pasa... Y Clementina González, acompañada de Concesa, se incorporaron al grupo que formaban las niñas.
Por el camino se cruzan con caras conocidas, que al verlas acompañadas de personas mayores se animan en hacer lo propio. Así, entre varios vecinos del pueblo, se reza el rosario en aquella tarde del día 21 de junio.
Una niña lo dirige, y las otras, con sus acompañantes, contestan. Terminan el rezo y no ha pasado nada. Se oyen las primeras risas, se escuchan las primeras bromas.
"Rezad una Estación, a ver si así....” Se reza la Estación, entre risas ahogadas de algunos. Pero al terminar la Estación ocurre algo insólito. Las cuatro niñas, a la vez, han quedado como petrificadas, pálidas, con una dulce expresión en sus rostros que parecen reflejar una extraña luz.
Las cuatro miran, absortas, en la misma dirección. Tienen la cabeza impresionantemente caída hacia atrás. Los ojos, que no parpadean, clavados en el cielo. Una, sonríe.
Otra formula la pregunta que les encargó el párroco: ¿Quién es y a qué viene...? Pero el ángel no contesta.
Las risas han cesado. Se palpa en el ambiente el miedo a lo sobrenatural.
Clementina llora, en pleno ataque de nervios. "Era ver, era verdad. A estas niñas se le aparece el ángel....”
Con la misma facilidad con que entraron, salieron de él, normales y sonrientes. Están contentísimas. La visita celestial les ha dejado una dulce impresión. Se forman grupos, comentando el suceso, dándoles a los hechos las más extrañas interpretaciones.
"Si no creéis en esto, dice Clementina y otros, es porque no creéis en Dios”.
Las niñas no lo inventan. Y con ver el impresionante semblante que tienen en su mirada, es suficiente para poder defender el hecho insólito como obra de Dios. Pero, ¿para qué tenía que bajar un ángel del cielo a Garabandal?
El ángel se siguió apareciendo casi todos los días de junio de 1961, pero no les habló hasta el día 1 de julio, sábado, donde ante una concurrencia de médicos, sacerdotes y gentes de todas las clases sociales, se produjo la aparición a la siete y media de la tarde. Había mucha luz. La visión duró dos horas, que a las niñas les parecieron dos minutos. El ángel les habló, les dijo que al día siguiente, domingo, vendríala Virgen.
Como en Fátima, los videntes fueron preparados a la aparición celestial con la presencia de un ángel, que en Portugal dijo ser el ángel dela Paz y aquí fue el Arcángel San Miguel, un ángel del coro de los Principados (que son los que gobiernan las naciones), al que Dios Padre nombró primer ministro, voz de Dios y jefe del ejército celestial, por su admirable humildad y excepcional fidelidad, en la caída de Lucifer.
Las niñas le preguntaron por el significado de aquel letrero con aquellos números romanos y el ángel les dijo que se lo explicaría la Virgen.
Según Conchita, les habló de muchas cosas y a ciertas preguntas infantiles de las niñas se sonreía.
Se despidió insistiendo en que volvería al día siguiente acompañando ala Virgen María.
El pueblo, emocionado, seguía recibiendo gentes de todas partes, animados por los más diversos propósitos. La expectación había alcanzado el punto culminante el día 2 de julio
Apariciones de Garabandal. Garabandal - Los Mensajes de Nuestra Señora LAS NIÑAS SON PURAS POR ESO VIERON A LA MADRE DE DIOS · ....y la virgen les dijo si el obispo no quiere que los sacerdotes vengan a garabandal,,tienen que obedecerle, OMG,,ojos para el que no quiere ver, oidos para el que no quiere escuchar,,bendito seas por siempre Senior Jesus, nuestra madre hace siempre la Voluntad de nuestro Padre celestial esta es la prueba de ser una mensajera divina! A las niñas les era posible predecir las apariciones porque éstas iban precedidas de tres "llamadas" que ellas percibían interiormente, y cuya intensidad era cada vez mayor. Durante los éxtasis ¡cuántas veces sus rostros adquirían una expresión angelical!
E innumerables veces cayeron de rodillas sobre los adoquines o las piedras del camino, pero nunca se hicieron el más leve daño. También se les dilataban las pupilas, y caminaban con la cabeza completamente echada hacia atrás, y, fuese por breves minutos o por largas horas, jamás sufrieron lesión muscular o fatiga alguna. Igualmente, permanecían insensibles a cualquier contacto físico, incluso a los pinchazos y las quemaduras de cerillas.
Cuando durante las apariciones nocturnas se les enfocaban directamente sobre la cara potentes reflectores, mantenían los ojos abiertos sin pestañear y con las pupilas dilatadas. El peso que adquirían sus cuerpos durante los estados extáticos era tal que, en una ocasión dos hombres trataron de levantar a una de las niñas, pero no pudieron lograrlo, sin embargo, ellas entre sí se alzaban las unas a las otras con suma facilidad para acercarse a besar a la Stma. Virgen. A medida que se desarrollaron las apariciones surgió un nuevo fenómeno: el de las caídas extáticas.
Durante los éxtasis, y estando las niñas de pie, de repente comenzaban a inclinárse hacia atrás hasta quedar en posición horizontal al nivel del suelo pero sin tocarlo. Al incorporarse lo hacían sin apoyarse en las manos. Las fotografías muestran que, cuando asumían esta postura, la falda no se les levantaba indecorosamente. Cuando las cuatro niñas caían en éxtasis a la misma vez, todos sus movimientos se realizaban con una sincronización perfecta. Las posturas que adoptaban las niñas durante las caídas extáticas tenían un sello sobrenatural, por lo cual algunos testigos oculares las han descrito como "esculturas de gran belleza".
Foto tomada por Conchita a la Sma. Virgen en Garabandal
Mari Loli se casó con un profesor de informática y tuvo tres hijos, dos chicas y un varón. Vivía en Estados Unidos y falleció el 20 de abril de 2009. Sufrió mucho en su vida, tal como se lo comunicó la Señora, poco antes del 30 de septiembre de 1965, fecha en que salió de Garabandal para estudiar junto con Jacinta, en un colegio religioso de Borja (Zaragoza). Casi en vísperas de la marcha, había tenido ella una locución, y había entendido que la Virgen le decía: Loli, si en adelante ya no me muestro más a ti, es que te ha llegado la hora de sufrir Las videntes de Garabandal
Una de las pruebas de la autenticidad de las apariciones de la Virgen en Garabandal es la vida que han llevado las 4 videntes, llena de normalidad y sencillez.
Las niñas, al principio, quisieron ser religiosas, pero la Virgen les dijo que prefería que formaran una familia, donde podrían vivir cristianamente y educar a sus hijos en el amor de Dios. Las cuatro se casaron y tuvieron hijos.
Qué ha sido de cada una de ellas?
La Madre María Nieves comenta que Conchita tuvo que padecer el acoso de muchas personas que acudían a buscarla a Garabandal, persiguiéndola, preguntándole sobre los hechos, tocándola, porque la trataban como si fuera una santa. Por eso, en 1970 dejó su pueblo y se fue a vivir a Estados Unidos, donde nadie la conocía. Joey Lomangino la invitó a ir a su casa y la ayudó a ambientarse en el nuevo país. Al principio sufrió mucho porque era muy jovencita.
Tuvo que buscar trabajo, aprender inglés y desenvolverse en una gran ciudad. Se enamoró de un plomero llamado Patrick Keena. Con el tiempo, él puso un restaurante, se casaron, tuvieron tres niñas y un niño. La Madre María Nieves siempre ha seguido en contacto con ella. La describe como normal, sencilla, humana, no protagonista, piadosa sin beatería, que busca la Voluntad de Dios.
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