«Yo soy el Señor tu Dios que te ha sacado del país de Egipto de la casa de servidumbre.
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te ha sacado de Egipto, de la servidumbre.
«Yo soy el Señor tu Dios:
No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos, hasta la tercera generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos.
No habrá para ti otros dioses delante de mí.
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
No tomarás en falso el nombre del Señor porque el Señor no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios...
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo ni tu hija ni tu siervo ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado.
Guardarás el día del sábado para santificarlo.
3. Santificarás las fiestas.
Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
Honra a tu padre y a tu madre.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
No matarás.
No matarás.
5. No matarás.
No cometerás adulterio.
No cometerás adulterio.
6. No cometerás actos impuros.
No robarás.
No robarás.
7. No robarás
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No darás testimonio falso contra tu prójimo.
8. No darás falso testimonio ni mentirás.
No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo»
Todos respondemos ante Dios de nuestros actos, independientemente de que las leyes civiles no sean justas o que el sentir común de la sociedad no repruebe el mal. Por eso no tiene sentido que uno haga algo que sabe que está mal porque todo el mundo lo hace. No hay que olvidar que la sociedad no debe responder ante nadie porque no es persona. Sólo las personas somos seres libres y sabemos si nuestros actos son buenos o no lo son, y respondemos no sólo ante los demás, sino sobre todo y primariamente ante Dios del buen uso de nuestra libertad.
Eso es el verdadero comportamiento humano: vivir en libertad, haciendo el bien a pesar de que los demás no lo hagan. Eso es comportarse como personas, tener personalidad.
- El primero, oír Misa entera todos los domingos y fiestas de precepto.
- El segundo, confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar. - El tercero, comulgar al menos por Pascua de Resurrección. - El cuarto, ayunar y no comer carne cuando lo mande la Santa Madre Iglesia. - El quinto, ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
“En aquel tiempo, cuando Jesús siguió su viaje, vino un hombre corriendo y se puso de rodillas delante de El y le preguntó: ‑Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para conseguir la vida eterna?
Jesús le dijo:
-¿Por qué me llamas bueno? No hay más que uno bueno y ese es Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometerás adulterio; no matarás; no robarás; no diras mentiras de nadie; no engañes; honra a tu padre y a tu madre.
El hombre le contesto:
‑ Maestro, todo esto lo he cumplido desde niño.
Jesús lo miró con cariño y le dijo:
‑ Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y entonces tendrás riqueza en el cielo; luego ven y sígueme. Pero cuando oyó esto, el hombre se afligió y se fue triste porque era muy rico.” (Evangelio de Marcos 10, 17‑22)
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