EL GRAN PROBLEMA DE LA HUMANIDAD: NO TENER CONCIENCIA DE PECADO
"Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó,” "Y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera,” (Génesis 1:27, 31).
El hombre fue creado por Dios con libre albedrío, inteligencia y razonamiento capaz para elegir libremente su destino.
Por eso al caer en la tentación primera cometió pecado de desobediencia al mandato de Dios. Equivocadamente usó su poder de elección y al creer en Satanás desconfió de Dios. Este fue el pecado primero u original que tuvo consecuencias para toda la humanidad. La forma de quitar la mancha de este pecado es el bautismo.
EL PROFETA ISAÍAS COMPARA EL PECADO CON LA TERRIBLE LEPRA.
"Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:6).
Dios aborrece el pecado, pero no al pecador, por eso envió al único que podía salvar a la humanidad de esa consecuencia terrible que acarreó la separación entre Dios y la humanidad, la muerte eterna. El pecado al contrario de lo que hoy la sociedad piensa, siempre acarrea desgracias y dolor. La peor consecuencia del pecado es estar bajo maldición y el alejamiento de Dios. Si persistimos en el pecado rechazamos al Creador y siguiendo nuestro propio albedrío elegimos la condenación eterna.
DIOS NO NOS CONDENA, NOS CONDENA NUESTRA DESOBEDIENCIA
"Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano” (Salmo 32:3). Si NO vivimos bajo la sombra protectora del Altísimo no sólo tendremos consecuencias negativas para nuestras vidas sino también para nuestras próximas generaciones.
Aunque tenemos una lucha constante contra las asechanzas del diablo (Efesios 6: 11,12), si estamos con Dios, el diablo huye (Santiago 4:7).
Tenemos una armadura completa para defendernos de los ataques del maligno. (Efesios 6:11-18).
La sangre de Cristo nos limpia de los pecados (1 Juan 1:7). Pero hemos de acudir al sacramento de la CONFESION o sacramento del PERDÓN que el mismo Cristo instituyó. La Biblia dice que Dios será justo en Su castigo del pecado y que en el día del juicio algún pecado tendrá mayor castigo que otro (Mateo 11:22, 24; Lucas 10:12, 14).
También la Biblia enseña que todos nosotros pecamos (Romanos 3:23) y que el justo pago por el pecado es la muerte eterna (Romanos 6:23). El apóstol Santiago en su carta dice: (Santiago 2:10) "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”
Y también el Señor dijo por el profeta que Él no dejará sin castigo al culpable (Nahum 1) "3. Yahveh tardo a la cólera, pero grande en poder, y a nadie deja impune Yahveh. En la tempestad y el huracán camina, y las nubes son el polvo de sus pies. 4. Amenaza al mar y lo deja seco, y todos los ríos agota. ... languidecen el Basán y el Carmelo, la flor del Líbano se amustia. 5. Tiemblan los montes ante él, y las colinas se estremecen; en su presencia se levanta la tierra, el orbe y todos los que en él habitan. 6. Ante su enojo ¿quién puede tenerse? ¿Quién puede resistir el ardor de su cólera? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se quiebran ante él. 7. Bueno es Yahveh para el que en él es pera, un refugio en el día de la angustia; él conoce a los que a él se acogen, 8. cuando pasa la inundación. Hace exterminio de los que se alzan contra él, a sus enemigos persigue hasta en las tinieblas. 9. ¿Qué meditáis contra Yahveh? El es el que hace exterminio, no se alzará dos veces la opresión; 10. porque ellos, espinos aún enmarañados, empapados de bebida, como paja seca serán enteramente consumidos".
¿QUÉ ENSEÑA LA IGLESIA SOBRE EL PECADO?
Dios es justicia pero tambien misericordia, nos ha puesto al alcance de nuestra libertad de elegir el poder arrepentirnos, someternos a Su Voluntad de bien, corregir nuestra vida de pecado. Por eso tambien ha dicho "aunque vuestros pecados fueran como escarlata quedarían por limpios como lana".
Para ello es preciso no permanecer en la rebeldía del pecado, buscar la misericordia de Dios, pedir la confesión y abandonar el sometimiento a satanás. ¿Qué recibimos en la Confesión?
Se nos devuelve la Gracia Santificante que perdemos al pecar gravemente, al ser perdonados nuestros pecados con la Absolución del Sacerdote. . Nos da nuevamente la opción de la Vida Eterna (si la hemos perdido por uno o más pecados mortales). . Recibimos fortaleza para poder evitar tanto los pecado mortales, como los veniales. .Nos fortalece ante las tentaciones, pues debilita la concupiscencia, que es la tendencia humana al pecado. . Nos elimina el sentimiento de culpa por el pecado, pues la Confesión es la mejor catarsis para la culpabilidad. Por tanto, nos comunica la paz y la serenidad al sabernos de verdad perdonados. . Nos reconcilia y de cierta manera, nos reintegra, a la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de Cristo.
CONDICIONES PARA LA CORRECTA CONFESIÓN DEL PECADO VOLUNTARIO Hay cinco condiciones para hacer una buena confesión: 1º. Examen de Conciencia 2º. Contrición o arrepentimiento 3º. Propósito de enmienda 4º. Decir los pecados al Sacerdote. 5º. Cumplir la penitencia que nos ponga.
El pecado voluntario se explica en el catecismo de la iglesia en el nº 1853: (puede ser tanto de pensamiento, palabra, obra u omisión).
"1853 Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: "De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones. robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado".
EN RESUMEN 1871 El pecado es "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna" (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22). Es una ofensa a Dios. Se alza contra Dios en una desobediencia contraria a la obediencia de Cristo.
1872 El pecado es un acto contrario a la razón. Lesiona la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.
1873 La raíz de todos los pecados está en el corazón del hombre. Sus especies y su gravedad se miden principalmente por su objeto.
1874 Elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre, es cometer un pecado mortal. Este destruye en nosotros la caridad sin la cual la bienaventuranza eterna es imposible. Sin arrepentimiento, tal pecado conduce a la muerte eterna.
1875 El pecado venial constituye un desorden moral que puede ser reparado por la caridad que tal pecado deja subsistir en nosotros.
1876 La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales.
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