Santiago apostol fue a evangelizar desde Jerusalén hasta Cádiz (España).
Era lo último, lo más remoto del imperio romano, pero sus predicas no fueron atendidas y viajó hasta Zaragoza.
Estaba exhausto, cansado, la Virgen María entonces vivía aún en Jerusalén y se le apareció dándole ánimo y dejándole como señal visible para todos la columna desde donde apareció.
Santiago se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas, y supo que debía erigir de inmediato una iglesia allí, en el lugar de la aparición. Hoy está la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, un lugar de peregrinación grande en el mundo entero que no pudo ser destruido durante la guerra civil española (1936-1939), ya que las bombas que se lanzaron no explotaron, hoy en día están expuestas dentro de la Basílica.
Santiago salió de España, para ir a Jerusalén y visitó a María en Éfeso. Ella sabiendo de la proximidad de su muerte en Jerusalén, lo consoló y lo confortó.
Santiago fue hecho prisionero en Jerusalén y llevado al monte Calvario, fuera de la ciudad.
Durante el recorrido, predicaba y se convirtieron algunas personas.
Le ataron las manos y dijo:
"Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua".
Un tullido que se encontraba en el camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El apóstol le contestó: "Ven tú hacia mí y dame tu mano". El tullido fue hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.
El que había entregado a Santiago se llamaba Josías. Este hombre se convirtió a Cristo y pidió a Santiago su perdón.
Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el apóstol lo abrazó y le dijo:
"Tú serás bautizado en tu propia sangre".
Y fue así porque más tarde Josías fue asesinado por su fe en Jesucristo.
También una mujer se acercó a Santiago con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de inmediato.
Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron los ojos y le decapitaron.
El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, lo llevaron a Galicia (España) algunos discípulos que con él habían estado predicando allí.
En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el "Camino de Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.