Fue el 30 de junio de 1988 cuando se produjo este "cisma".
Un cisma por el ultraconservador arzobispo Marcel Lefebvre, un anciano de pelo cano, dulce apariencia y forzada sonrisa. Ese día, el último hereje se separaba de la comunión de Roma consagrando 4 obispos sin la autorización del Vaticano.
Roquetes de puntillas, cabezas rapadas, casullas en forma de guitarra, ceremonia en latín, cantos gregorianos y densas nubes de incienso orquestan un cisma, nacido en las verdes colinas suizas de Ecône.
El viejo arzobispo, curvado bajo el peso de una casulla dorada, posa sus manos enguantadas sobre la cabeza de 4 sacerdotes (
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