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QUÉ ES LA IGLESIA PURGANTE? ¿PORQUÉ ORAMOS POR LOS FIELES DIFUNTOS..?
¿PORQUÉ SE ORA POR LOS FIELES-DIFUNTOS...?
- No todos los que mueren, lo hacen en gracia de Dios, es decir sin pecado, pero puede ser que su pecado no sea mortal digno de la condenación eterna pero ha merecido purificación para tras ella entrar en la presencia santísima de Dios Trinidad.
Por eso seguimos la Biblia Palabra de Dios (Macabeos), en donde indica que son eficaces para su purificación nuestras oraciones y actos de caridad.
Por eso ofrecemos misas a nombre de almas concretas de difuntos, porque la oración más eficaz es la accion de gracias mediante la EUCARISTÍA.
Creemos en las tres partes que componen la totalidad de LA IGLESIA CATÓLICA DE JESUCRISTO: una, santa, católica y apostólica romana.
Estas 3 partes que componen la totalidad de La IGLESIA son:
1. La iglesia militante: Los vivientes, nosotros.
2. La Iglesia purgante Los fieles difuntos.
3. La Iglesia triunfante: almas que ya han pasado a estar en el REINO DE DIOS para toda la eternidad, entre ellas se encuentran los santos que tras un larguísimoproceso de canonización, la Iglesiadeclara la santidad de esas almas. Para ello se necesita que haya habido milagros que Dios ha hecho mediante su intercesión. Así la santidad de estas almas es certificada por Dios para que se puedan venerar en los altares. Ellos nos ayudan con su intercesión constante. (Son intercesores, no mediadores, porque mediador sólo es Jesucristo que intercede ante el Padre por nosotros).
Los santos que se veneran en los altares dan mayor gloria a DIOS y con su ayuda se realiza la llamada comunión de los santos.
Muchísimos de ellos, de modo incomprensible para la mente humana, están con su cuerpo incorrupto. Sólo Dios concede esta particularidad a los santos que El ha querido.
Ejemplo de esta no corrupción del cuerpo lo tenemos en santa Bernardette Soubirous que vió a la Virgen de Lourdes, san Pio de Pietrelchina, el Cura de Ars (san Juan María Vianney) santa CARMEN SALLÉS nuestra ultima santa canonizada en España (expuesta en c/Pincesa nº 19), santa Catalina Labouré y multitud de santos más...
1030Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. 1031La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:
Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39). 1032Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues,en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).
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